viernes, 15 de febrero de 2008

La actitud de Astori en la interpelación de Gandini


¿Suicidio político?
El esquema argumental utilizado por el ministro Danilo Astori en la interpelación que se le hizo a raíz del caso Bengoa fue duramente castigado por la oposición. La insistencia del líder de Asamblea Uruguay en no tomar distancia de los procesados por corrupción también sigue extrañando y preocupando en la interna del Frente Amplio.

Los blancos estaban exultantes. Sentían que por primera vez tenían a un hueso duro de roer contra las cuerdas. En esta ocasión tenían en las manos un arma de destrucción masiva: los procesamientos de Juan Carlos Bengoa, ex director de Casinos del Estado, y Orestes González, ex director de Quinielas. Sabían que esta interpelación no iba a ser como las dos anteriores, ya que entraban al ring apoyados por un considerable corpus de elementos aportados por la justicia y también por el periodismo.
La gestualidad del encuentro entonces se tornaba por demás significativa. Jorge Gandini, el diputado interpelante, nunca dejó de estar flanqueado por parlamentarios de todos los sectores del Partido Nacional. Daba la sensación de que ningún blanco con aspiraciones electorales quería perderse el evento. Guiños, sonrisas cómplices y apuntes al oído de Gandini marcaron la teatralidad del cuadro interpelante.
A espaldas de Astori, en cambio, se podía ver principalmente a la mayoría de las figuras de su sector, Asamblea Uruguay. Las demás presencias frenteamplistas se limitaban esencialmente a los integrantes de la Comisión Permanente. Quizás para darle una impronta institucional a sus argumentos, el ministro además optó por concurrir con sus principales colaboradores: el subsecretario, Mario Bergara, y el jefe de la Asesoría Macroeconómica, Fernando Lorenzo. También lo acompañaron los nuevos designados en los cargos que vacaron tras los procesamientos: José Luis Queijo (que dirigirá Loterías y Quinielas) y Víctor Hugo Ozano (que sustituirá a Bengoa en Casinos del Estado). Este último nombramiento fue divulgado en la propia interpelación por Astori.
Durante toda la sesión, de casi ocho horas, ningún otro integrante del Frente Amplio abrió la boca en defensa de Astori. En filas de Asamblea Uruguay, se entiende que eso forma parte de una “tradición” en la que siempre se deja que el interpelado sea el que conteste las preguntas (aunque eso no siempre ha sido así). Otros resaltaron que el propio Astori habría pedido que no se produjeran otras intervenciones. En este contexto, resultó casi salvadora la presencia del líder del mpp, José Mujica, en el tramo final de la interpelación. El veterano zurcidor volvió a dar una puntada con nudo. “Vine a darle un abrazo a un compañero, que tiene un momento de ataque y corresponde. Es un respaldo de compañero. ¿Hubo errores en la gestión de los casinos municipales? Cómo no va a haber errores, siempre hay”, dijo el ministro de Ganadería.
La interpelación, que fue trasmitida en directo por Canal 5 y algunas radios, pareció concitar más expectativa que la que suelen generar estos maratónicos debates. Gandini empleó un estilo irónico y agresivo, con aumentos de volumen incluidos. Astori optó por el tono pausado que lo caracteriza y una actitud casi docente (incluso recurriendo a una presentación en power point ).

SORPRESA Y MEDIA. Sin embargo, la estrategia que esta vez utilizó el líder de Asamblea Uruguay para explicar por qué había respaldado a Bengoa y González no sólo no convenció al interpelante, sino que también generó preocupación entre dirigentes de otros sectores del Frente Amplio, como el MPP, la VA y el PCU.
En primer lugar, el ministro evitó referirse al meollo del asunto: las irregularidades en las adjudicaciones de los slots a empresas vinculadas familiarmente a los asesores de Bengoa, que dieron lugar a procesamientos por tres de los delitos más graves de la ley anticorrupción (fraude, concusión y conjunción del interés personal y del público). Astori alegó que esos asuntos forman parte de una “materia municipal” en la que no pretendía ingresar. De todos modos, ensayó algunas aproximaciones que relativizaron los daños. Así, admitió conocer que los casinos de la imm estaban dando pérdidas, pero dijo que ignoraba su monto. Y aprovechó, de paso, para cuestionar los procedimientos periodísticos, algo que estaría presente en varios tramos de su oratoria. Aseguró, por ejemplo, que el monto de las pérdidas sigue siendo desconocido aún hoy, a pesar de que “se ha venido repitiendo” que sería de entre 14 y 16 millones de dólares. La imposibilidad de cuantificar la cifra –explicó Astori– se debe a que existen “errores de contabilidad muy gruesos”, que impidieron incluso a la justicia determinar el monto. “Mi hipótesis es que es claramente inferior”, aventuró.
La otra referencia fue a una eventual crisis estructural de los casinos que impidió revertir las pérdidas. Señaló incluso que la inviabilidad de las salas se explicaba en parte por los altos costos de las retribuciones salariales. Luego, recurrió a la presentación en power point para abundar sobre la política seguida en Casinos del Estado. “Los resultados no nos defraudaron y dieron razón a la justicia de la designación. Fue una gestión buena. ¿Cómo no respaldar una gestión buena?”, insistió.
El ministro intentó luego fundamentar su apoyo a Bengoa y González, un apoyo que, según admitió, muchos consideran “incomprensible”. Negó haber atentado contra la independencia del Poder Judicial y haber tratado de “torcer” la investigación administrativa de la imm (aunque reconoció su participación en una reunión de alto nivel el 9 de febrero de 2007 en Presidencia de la República, en la que planteó su discrepancia con que no se le haya dado vista del expediente a los involucrados).
Astori definió como su primer valor de cabecera la lucha contra la corrupción, “aunque no de cualquier manera” porque está en juego el honor de las personas y sus familias. En varias oportunidades se colocó como defensor del Estado de derecho y resaltó que el procesamiento de una persona no es sinónimo de culpabilidad (“yo no tengo que probar la inocencia de nadie. Es al revés. La justicia tiene que comprobar la culpabilidad”). Recurriendo a argumentos antes utilizados por gobiernos golpeados por la corrupción, alegó que “cobrar al grito” es un peligro para la convivencia democrática y la gobernabilidad del país y dijo estar actuando de acuerdo a valores que profesó toda su vida, “aun a riesgo de nadar en contra de la corriente y de quedar solo”. Subrayó asimismo que mantendrá esa línea incluso a costa de su futuro político. Sólo esbozó la posibilidad de un cambio de actitud el día que la justicia condene definitivamente a los procesados (“seré el primer ciudadano en reconocer mi error”).
“No puedo salir de mi asombro”, respondió Gandini. El diputado consideró inaceptable que el ministro anteponga una serie de valores personales a sus obligaciones constitucionales. Recordó que, por mucho menos, Mujica le pidió la banca al diputado de su sector Leonardo Nicolini, y apuntó que lo más prudente hubiera sido remover transitoriamente a los indagados. “¿Qué significa no dejar tirado a alguien? Ésos son códigos de boliche. ¿La justicia, la Auditoría Interna de la Nación, el Tribunal de Cuentas, la Intendencia Municipal de Montevideo cobraron al grito?”, le dijo Gandini a Astori. “Esto no es un grito. Es un aullido. El país entero lo sabe (...) O el ministro le toma el pelo al país o padece de soberbia ingenua”, prosiguió el dirigente de Alianza Nacional. “El interpelado es usted y el preso es suyo”, le recordó en otro de los momentos más incisivos. Una vez más Gandini acusó a Astori de interponerse como una “cuña” entre la vista fiscal y el auto de procesamiento, brindando en el propio Ministerio de Economía una conferencia de prensa en respaldo a los procesados. E insistió en que no debió dejar al frente de Casinos del Estado a los dos procesados, porque si un casino pierde es por mala administración o por apropiación indebida, y que si la justicia actuó es porque existía “semiplena prueba” de que se montó un operativo para favorecer a un grupo de familias con adjudicaciones directas y que se armaron empresas fantasmas a nombre de testaferros, que fueron beneficiadas.
FLANCOS ABIERTOS. La actitud de Astori sorprendió también a muchos dirigentes del Frente Amplio. La bancada oficialista, es cierto, promovió una moción en la que se avaló la “información” volcada por Astori (a la que consideró “seria, profunda y satisfactoria”). Sin embargo, evitó cuidadosamente incluir en el texto un respaldo a la actuación de los procesados o a la del propio ministro.
Aunque evitan decirlo en público, algunos dirigentes frenteamplistas estiman que la estrategia del ministro sigue siendo suicida. “Astori repitió el mismo discurso. No hubo ninguna apertura de paraguas, ni la habrá. Pensábamos que iba a existir un mínimo reconocimiento de algún error, porque el costo ya está asumido. Y acá no hablamos solamente de Asamblea Uruguay. Quien piense que esto no ha afectado al Frente en su conjunto, se equivoca”, confió a Brecha un senador de la coalición. “Una vez más vimos una actitud imprudente y hasta soberbia. Hubiera correspondido un cierto grado de cautela y de precaución”, complementó,
Un diputado del MPP admitió a Brecha que la bancada había optado por una postura “cauta” porque en definitiva el tema ya está en manos de la justicia. “Ahora sólo queda esperar lo que se determine en el juzgado”, apuntó. Una línea similar mostró el emepepista Ruben Martínez Huelmo, quien consideró que lo que estuvo en juego fue un “tema particular de Astori” y que no iba a entrar en apreciaciones que se sustancian en el Poder Judicial (La Diaria de ayer, jueves).
Asamblea Uruguay exhibió un respaldo monolítico a la actitud del ministro. Los legisladores de ese sector que fueron consultados se mostraron irritados con las versiones de prensa que sugerían una falta de respaldo contundente por parte de las demás agrupaciones frenteamplistas. Sin embargo, Brecha supo que un dirigente de au admitió entre sus allegados que lo más prudente hubiera sido haber separado preventivamente del cargo a Bengoa y González.

Fuente: Brecha, 15 de febrero

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