viernes, 16 de noviembre de 2007

Relación entre Gobierno y oposición pasa por su peor momento.


Diputados blancos y del MPP entre el agravio y los piñazos
Ortuño (FA) propone sancionar a legisladores que transgredan normas internas
Los episodios de violencia –tanto física como verbal– registrados en las últimas dos semanas en la Cámara de Diputados son sólo un síntoma de que la relación entre el oficialismo y la oposición está en su peor momento. “Esto se veía venir. Podía pasar en cualquier momento”, dijo a El Observador un legislador cuando se produjo el primer incidente entre Luis Lacalle Pou (Herrerismo) y Juan José Domínguez (MPP)
Blancos y frenteamplistas se acusan mutuamente. Para los legisladores de gobierno el Partido Nacional no se acostumbra “a los cambios profundos” del gobierno y a que el oficialismo tenga mayoría absoluta, lo que los hace “perder los estribos” y entrar en discusiones agraviantes.
Para los blancos, es el Frente Amplio (FA) que acostumbrado a ser oposición “no se banca” las críticas opositoras y que en vez de mantenerse en el ámbito de la dialéctica pasa al plano de la agresión física.
El diputado herrerista Gustavo Borsari dijo a El Observador que “hay un clima de gran tensión sobre todo en los legisladores de izquierda que viniendo de organizaciones como el Movimiento de Liberación Nacional, no acostumbradas a dialogar sino a la acción de hecho, están acostumbradas a no recibir críticas”. Agregó que cuando el Partido Nacional fue objeto de críticas en el marco de la llamada “embestida baguala”, nunca hubo ningún acto de violencia. “Fuimos objeto de una campaña furibunda, nos enfrentamos duramente, pero nunca hubo un episodio de violencia”, señaló.
Nivel muy bajo. Para el coordinador de la bancada del FA, Juan Andrés Roballo, “hay muchas provocaciones” de la oposición, pero entiende que se debe intentar no entrar en ellas. Señaló que el nivel del discusión ha bajado muchísimo y que “lamentablemente no hay un debate ideológico” como antes.
“El nivel de intercambio bajó. El nivel de agravio subió. Acá hay un nivel muy bajo. Si comparamos las actas de éstos tiempos con las de legislaturas anteriores nos damos cuenta”, dijo Roballo.
Destacó que se está entrando mucho en “cuestiones personales” y no en un debate profundo sobre los grandes temas y puso como ejemplo el debate del miércoles pasado, en donde Borsari acusó a el diputado Álvaro Vega de estar incumpliendo la Constitución (ver página 7), cuando en ese momento se discutía un tema totalmente distinto, como es la situación de los guardahilos de ANTEL.


Fair play. Pese a este intercambio de acusaciones entre oficialismo y oposición, algunos pretenden bajar la pelota y marcar reglas de juego más claras. El diputado de la Vertiente Artiguista, Edgardo Ortuño, planteará el próximo martes en la bancada de Diputados una exhortación para “no ingresar en las provocaciones”.
Pretende también que el nivel de agresión verbal sea menor, pero que para ello se llegue a un acuerdo entre los tres partidos fijando unas reglas claras de dónde están los límites. “Así como en el fútbol está el Fair Play, que nosotros tengamos unas reglas que no podamos romper durante el debate”, dijo Ortuño. Además quiere que los cuatro partidos acepten dar los votos para sancionar a un legislador que transgreda esas normas internas. Para eso deberían aplicar el artículo 151 de la Constitución que habilita a las cámaras a “corregir a cualquiera de sus miembros por desorden de conducta en el desempeño de sus funciones y hasta suspenderlo en el ejercicio de las mismas, por dos tercios de votos del total de sus componentes”. El único antecedente de aplicación de ese artículo fue en 1996 cuando blancos y colorados suspendieron a Leonardo Nicolini por seis meses.
Fuente: El Observador, 16
de noviembre

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