jueves, 15 de noviembre de 2007

Coletazos del conflicto con Aregentina.


Stora Enso duda si seguir o no en Uruguay
Necesita diez veces más hectáreas plantadas y el precio de la tierra se disparó por escasa disponibilidad.

La compañía sueco-finlandesa no cree en su viabilidad económica y evalúa comprar ENCE
La multinacional productora de celulosa y papel, Stora Enso, puso en duda su proyecto industrial en Uruguay y evalúa al más alto nivel, como alternativa para quedarse en el país, comprar todo el emprendimiento que ya tiene encaminado la empresa española ENCE, según confiaron a El Observador fuentes vinculadas al negocio.
Desde que la compañía de capitales sueco-finlandeses anunció en 2005 su desembarco en Uruguay, todos creyeron –incluido el gobierno– que la construcción de una tercera planta de celulosa (además de ENCE y la finlandesa Botnia) era un hecho. Sin embargo, han pasado más de dos años y la empresa aún no definió su futuro en el país ni si invertirá los más de US$ 1.200 millones previstos para levantar la fábrica y producir celulosa de exportación.
Además, sin la planta de celulosa el proyecto en Uruguay no tiene sentido. Plantar para vender troncos no es negocio. La rentabilidad está en exportar celulosa o papel, no rolos de madera ni chips.
Entonces, cuando el presidente de ENCE, Juan Luis Arregui, decidió el año pasado retirar su proyecto de Fray Bentos y se puso en duda la continuidad de la empresa española en Uruguay, Stora Enso vio con buenos ojos la posibilidad de comprar todas sus plantaciones y su infraestructura ya instalada.
Hubo contactos entre ambas empresas y hasta se manejaron ofertas, según confirmaron a El Observador fuentes de la compañía española. ENCE decidió trasladar el proyecto a Colonia pero las conversaciones siguen en pie al más alto nivel.
Dificultades. La gerenta de comunicaciones de Stora Enso, Cornia Piaggio, explicó ayer la situación de la empresa en la Comisión de Vivienda y Medio Ambiente de Diputados.
Según contó Piaggio a El Observador, la compañía se encontró con problemas a la hora de comprar tierras para plantar pino y eucalipto de acuerdo a sus necesidades. Cuando se supo que su intención era construir la pastera en Durazno o Tacuarembó, los propietarios de tierras aptas para la forestación multiplicaron el precio de la hectárea. Saben que hay poca disponibilidad en la zona, que sí o sí deben comprar y piden por ello más de US$ 5.000 la hectárea.
A fines de este año Stora Enso habrá forestado poco más de 12.000 hectáreas, cuando lo que necesita para sustentar la producción de celulosa es por lo menos 120.000 hectáreas reales plantadas. “A este ritmo se necesitarían 10 años para estar en condiciones”, advirtió Piaggio. Desde hace dos meses la empresa mantiene contactos con representantes del gobierno uruguayo para plantear sus dificultades.
Fuente: El Observador, 15 de noviembre

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