martes, 20 de noviembre de 2007

Exportadores soportan “peso de la política antiinflacionaria”


La política económica corre el riesgo de controlar en demasía la inflación y en consecuencia frenar el crecimiento.

Para el economista Adrián Fernández, investigador de Cinve y consultor de economía de CPA/ Ferrere, ese es un dilema de importancia para el Uruguay. Dijo además que el sector exportador soporta sobre sus hombros el “grueso de la política antiinflacionaria”. Este el un resumen de lo conversado con un cronista de Ultimas Noticias.

-El manejo de la liquidez por parte del Banco Central con el fin de contener la inflación, ¿puede convertirse en un freno para el crecimiento de la economía?

-Sí, claramente. Más que hablar del manejo de la liquidez, yo diría la administración de las variables monetarias en general, porque la liquidez es una de las variables. El total de créditos de la economía también es una variable monetaria o financiera. Entonces, el Banco Central para contener la inflación dispone algunos instrumentos. Uno es reducir la actividad económica, reducir la cantidad de bienes y servicios demandados, y a través de ello lograr que los precios no suban tanto. En la medida que los productores y los comerciantes observen que baja la demanda de bienes y servicios, van a estar más afines a practicar menores aumentos de precios, y pueden llegar a considerar reducciones de precios. Un descenso de la demanda que tienen los bienes y servicios, juega para reducir la inflación.

Acá hay un punto muy interesante que es el dilema que enfrentan los bancos centrales, no solo el uruguayo, sino que hoy está muy presente, por ejemplo, en Estados Unidos, con discusiones absolutamente relevantes en la actualidad. Lo que todo el mundo quiere, y ese es uno de los objetivos del Banco Central, es crecimiento con baja inflación.

El gran dilema que enfrenta la Reserva Federal de Estados Unidos, y en cierta medida el Banco Central de Uruguay también, es hasta dónde llevar la política contractiva para combatir la inflación, o expansiva para impulsar la reactivación económica.

-En la coyuntura actual, ¿usted usaría los mismos instrumentos que se están usando para contener la inflación?

-En este punto es muy importante definir claramente los objetivos. Si se quiere que efectivamente la inflación cierre dentro de la pauta, bueno, hay que hacer sacrificios, evidentemente. Sacrificios de parte de varios actores. Yo creo que acá el gobierno debería tratar de reducir los efectos negativos que tiene la política antiinflacionaria, cumpliendo con el objetivo que se había fijado. Esto quiere decir que el Banco Central está actuando correctamente. Actúa con los instrumentos que dispone y que son básicamente monetarios, como hemos estado razonando. La cuestión está en que si ponemos toda la carga en la lucha contra la inflación en el Banco Central, en la política monetaria, va a quedar un costo muy desbalanceado a nivel de los agentes, porque el grueso del ajuste se va a procesar por el tipo de cambio, con perjuicio claro para los sectores exportadores, los que compiten con importados.

Referimos a que acá hay un gran factor de incidencia sobre la inflación que son los salarios. Durante 2006 y 2007 ha habido un proceso de recuperación salarial, que yo no me pronuncio sobre la justicia de este proceso de recuperación, pero sí debo tener en cuenta que en materia inflacionaria tiene incidencia muy relevante. La pregunta que nos deberíamos hacer es si es razonable que el sector exportador, y en última instancia los asalariados del sector exportador que van a tener por una vía o por la otra menores aumentos salariales, paguen el grueso del costo de la lucha antiinflacionaria. ¿O ese costo habrá que repartirlo también entre otros sectores de la economía?

-La discusión está planteada ahí.

Yo creo que acá la gran discusión que hay que realizar es cuánto vamos a pedir a los asalariados en general que contribuyan en este esfuerzo antiinflacionario. Esto significa que los convenios salariales que se firmen en 2008, en términos ideales, deberían tener una pauta de recuperación, pero no tan generosa como las que se observaron en 2006 y2007. No es posible, exigiría un esfuerzo demasiado grande vía tipo de cambio mantener la inflación entre 4% y 6%, y al mismo tiempo generar aumento del salario real como se observó en 2006 y 2007. Acá hay un problema de balancear los costos y los beneficios de toda la sociedad.

Fuente: Últimas Noticias, 20 de noviembre

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