domingo, 23 de septiembre de 2007

Ejército. El 22% del personal vive en la pobreza extrema y el 8% está en zona de riesgo


Problemas en la tropa El 22% de los hijos de soldados dejaron de estudiar
Batallando contra la indigencia
La mitad del personal subalterno del Ejército es pobre. El dato de por sí preocupante, adquiere otra relevancia si se tiene en cuenta que el 30% vive en la indigencia o pobreza extrema o está en riesgo de caer en esta situación.

Así lo reveló un reciente informe elaborado por el Departamento I (personal y recursos humanos) del Estado Mayor del Ejército, que estudió la situación de los 24.000 efectivos subalternos de la fuerza de tierra.

El informe, al que tuvo acceso El País, analiza las condiciones en que vive el personal militar y su familia teniendo en cuenta los ingresos (salario) y las necesidades básicas insatisfechas.

Para el análisis de esta situación, el Ejército tomó como línea de pobreza un ingreso mensual individual de $ 3.850, en el supuesto que en la familia haya una sola persona con ingreso fijo (el soldado).

De ahí surgió que hay un 50% de efectivos del personal subalterno que encaja en la categoría de pobreza, y que el 22% vive en condiciones de pobreza extrema o indigencia, y un 8% se encuentra en riesgo de indigencia.

Entre los soldados y suboficiales que encuadran en la categoría "no pobres" (es decir, ganan por encima de $ 3.800), hay un 20% que está en riesgo de caer en la pobreza.

Los indicadores básicos estudiados para determinar esta categorización del personal incluyen disponibilidad de agua potable, situación de hacinamiento, servicio sanitario en el domicilio, vivienda, energía, capacidad de subsistencia y asistencia escolar de los hijos.

El informe da cuenta que el 22% de los hijos del personal subalterno ha desertado del sistema educativo formal, lo que termina por conformar un panorama de difícil reversibilidad.

Los datos del informe no hacen más que confirmar una situación que los jefes del Ejército venían advirtiendo desde hace tiempo.

En junio, durante una visita que los diputados de la Comisión de Defensa hicieron a la División I (con influencia en Montevideo y Canelones), se encontraron con que el 20% del personal militar allí apostado vive en asentamientos irregulares, y mira las misiones de paz en el exterior como el único medio lícito para mejorar su situación. "Habiendo estado en la misión de la ONU en el Congo, en un año progresé treinta", contaba en esa oportunidad a los diputados un soldado de Artillería, que con el dinero ahorrado en el exterior compró su vivienda.

No en vano el Ejército tiene al 13% de sus efectivos desplegados en misiones de paz en el Congo o Haití, y otro 13% preparándose para viajar.

Cada misión en el exterior dura entre nueve meses y un año, y durante ese tiempo el soldado casi triplica su ingreso mensual.

A partir del diagnóstico sobre la situación de los efectivos del Ejército que surge del informe del Departamento I, la fuerza de tierra ha puesto en práctica una estrategia institucional que procura afrontar el problema del soldado, tanto del subalterno como el del joven oficial y de sus familias.

El Ejército reconoce la situación y busca atenuar el impacto del problema. Que haya un 30% de los soldados en riesgo de indigencia y en condiciones de pobreza extrema ha encendido una luz amarilla en el Comando del Ejército. "Es una preocupación constante del comandante. Además, esa situación es una realidad", admitió a El País un oficial superior que trabaja cerca del jefe de la fuerza, el teniente general Jorge Rosales.

En el Ejército, las unidades "apoyan a todo nivel al personal y su familia. Incluso, en algunos barrios los hijos del personal y los niños de otras familias ajenas al Ejército van a merendar a las unidades", relató el oficial, que pidió reserva sobre su identidad.

La dirección de Bienestar Social del Ejército tiene planes de vivienda para el personal, pero eso no alcanza. El comandante Rosales ha ordenado que se ponga el acento en el apoyo al personal para que acceda a la vivienda. Además, hay un programa de actividades sociales.

Pero también los oficiales jóvenes, con ingresos que no difieren mucho del de los sub- oficiales y otros miembros del personal subalterno (ver infografía), atraviesan una situación que es "preocupante" para la fuerza, dijo la fuente.

En respuesta a eso, el Ejército tiene programas sociales que apuntan a dos objetivos: superar las condiciones de vulnerabilidad social, y atenuar las condiciones de exclusión social. Uno de los puntos centrales del plan es trabajar para disminuir el índice de deserción del sistema educativo formal.

Pero el Ejército no espera ver resultados de su acción en menos de dos años.

De hecho, en la reunión de junio con los diputados de la Comisión de Defensa, los legisladores le hicieron ver a los jefes del Ejército que en el presupuesto el gobierno dio prioridad a cuatro ministerios, entre los que no figura el de Defensa.

Esa visita a la División I tuvo por motivo mostrar otra cara del Ejército: presentar el proyecto Charrúa, un avión de reconocimiento de diseño nacional de 2,20 metros de largo por 4 de envergadura, que lleva tres cámaras. El diputado Javier García se retiró con sensaciones encontradas: "Se descubrió un elemento de avance tecnológico, pero no se puede tener un Ejército donde la pobreza es un ingrediente más".

Primaria y buena conducta

Los requisitos para ingresar al Ejército como soldado son tener entre 18 y 30 años de edad -o hasta 40 si posee una especialidad comprobada-, además de una constancia de aprobación de Enseñanza Primaria y el certificado de antecedentes policiales que otorga el Ministerio del Interior.

Un Ejército pobre pero con armas renovadas

En mayo de este año, durante el mensaje a las autoridades nacionales y al personal de la fuerza en el aniversario del Ejército, su comandante en jefe, Jorge Rosales, reclamó al gobierno mejores salarios para los militares, pero hasta el momento no ha tenido eco.

En esa ocasión, dijo que la "familia militar" sufre un problema que "incide negativamente en nuestro desempeño profesional diario". La mayoría de los militares tienen "doble empleo" para mantener a sus familias, dijo el comandante, por lo cual pidió "dignificar los salarios de nuestro personal". Sostuvo que mantiene "la esperanza firme que se les pueda otorgar una retribución que les permita acceder a un justo y decoroso nivel de vida".

El gobierno no ha reaccionado en el sentido anotado. Más aun, estima que la mejora en las retribuciones del personal militar no está entre las prioridades. Desde 2005, los militares no han recibido mejoras adicionales a los aumentos del resto de los funcionarios de la Administración Central.

En abril de 2006, la ministra de Defensa, Azucena Berrutti, declaró en una entrevista concedida al semanario Correo Socialista, que la "principal carencia" que halló al llegar al Ministerio fue el nivel de "los salarios del personal subalterno". "El sueldo del personal subalterno es algo que tenemos que mejorar, porque si bien tienen algunos beneficios accesorios, como recibir la comida en las unidades militares, esto se da porque no están en condiciones de hacerlo normalmente en sus casas, con sus familias", dijo la ministra.

En plena campaña electoral, otro referente de la izquierda en el tema militar como es el senador socialista José Korzeniak, planteó que el presupuesto militar de entonces "podría usarse de otra forma", y mencionó en concreto una: "incluso aumentando salarios a través de una reestructura de las Fuerzas Armadas, lo que las dignificaría". Y agregó: "Un oficial no puede estar pensando cuándo le va a tocar un viaje para traerse una heladera", dijo.

Este gobierno es el que más equipamiento y armamento ha comprado para el Ejército.

Fuente: El País, 23 de setiembre

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