lunes, 21 de abril de 2008

En Paraguay, Fernando Lugo es el nuevo Presidente




Cura a la paraguaya
Paraguay dio un giro político con la elección del ex obispo Fernando Lugo como presidente y desplazó del gobierno al Partido Colorado La justicia electoral paraguaya confirmó ayer que el candidato opositor Fernando Lugo, líder de la Alianza Patriótica para el Cambio (APC), se convirtió en presidente electo y se acabaron los 61 años de gobierno del Partido Colorado. Dejó atrás a la candidata del oficialismo, la colorada Blanca Ovelar, que convenció al 31% de los votantes de elegirla, más de lo que logró el ex general Lino Oviedo, que convocó al 21%. Así el ex obispo Fernando Lugo, candidato de la APC, se convirtió en presidente electo de Paraguay con el 40,5% de los votos, según indicaron los resultados primarios. Con el 70% de los votos escrutados, la propia Ovelar, que confiaba en su triunfo, reconoció el de Lugo, y el ganador llamó a los organismos electorales, en los que confía poco, a dar los números definitivos de la votación. Mientras, los partidarios de Lugo festejaban, señaló ABC. Este diario paraguayo en su edición en internet recogió los números, calificó de “histórica” y “contundente” la victoria, y de “euforia” el sentimiento de los seguidores del ex obispo. “Los pequeños también estamos capacitados para vencer”, fueron las primeras palabras de Lugo en un improvisado discurso ante un grupo de seguidores a quienes acusó de ser “culpables de la alegría de la mayoría del pueblo paraguayo”, informó la agencia EFE. Luego, desde un hotel en el centro de Asunción llamó a todos los sectores políticos a trabajar juntos. Según recogió el diario ABC, Lugo afirmó: “Cuando se ratifiquen oficialmente los resultados, estaremos abiertos para construir la integración real de la región, el continente y el mundo”. La participación fue del 66% en un país en el que las elecciones son obligatorias. Pedro Fadul, líder del Partido Patria Querida, rival de la APC, declaró que “el triunfo de Fernando Lugo constituye el fin del continuismo en Paraguay y el inicio de una nueva etapa en el país”, recogió el periódico. Con él coincidió el editorial del diario ABC, que editorializó: “Como en ninguna otra ocasión desde el derrocamiento de la dictadura de [Alfredo] Stroessner”, y el comienzo de una transición hacia la democracia, “se perfila hoy una elección general diferente, precisamente por contener posibilidades de constituirse en ese punto final de una transición tan perseguida y hasta ahora tan negada”. La coordinadora de la misión de observadores de la OEA, la ex canciller colombiana María Emma Mejía, declaró a la cadena BBC que si bien se temió el fraude “el comportamiento cívico de los paraguayos” fue “ejemplar”, excepto por problemas “menores”. La cadena informó que, por ejemplo, una representante de la APC confirmó los rumores sobre la compra de cédulas de identidad por representantes del Partido Colorado. Profesión de riesgo Más temprano, luego de votar, Fernando Lugo fue a rezar a una iglesia. Tenía varios motivos para hacerlo. El primero es su fe católica, que no abandonó a pesar de renunciar en la Navidad de 2006 al obispado del departamento de San Pedro. El segundo es que ayer enfrentaba como candidato a la presidencia al poderoso Partido Colorado, con 61 años de gobierno. Quizá rezó también porque no se concretaran los temores que manifestó varias veces: el de fraude electoral por parte del gobierno para robarle la victoria que le prometían las encuestas, o incluso el de ser víctima de un atentado contra su vida. Al final del día, Lugo ganó. Lo hizo a pesar de la iglesia, que no aceptó su renuncia al obispado, cosa que sus opositores utilizaron para amenazar con impugnar su candidatura, prohibida para los religiosos. Ganó aunque el gobierno lo acusó de llevar a Paraguay a partidarios del presidente de Venezuela, Hugo Chávez, para cometer atentados el día de los comicios. Triunfó a pesar de la compra de votos por parte del oficialismo de la que dieron cuenta muchas denuncias, y de la utilización del aparato estatal para hacer campaña oficial. Es que el Partido Colorado no quería dejar el gobierno, y menos cuando su candidata, la ex ministra de Educación Blanca Ovelar, sumaba una intención de voto en aumento, capaz de acercarse a la de Lugo, si aumentaba en unos pocos puntos porcentuales sus adhesiones. Paraguayos hartos “Lugo es el enviado de Dios que vino para salvar al Paraguay”, dijo en el Congreso paraguayo el senador opositor Cándido Vera, recordó la agencia Reuters. Señaló que así lo ven muchos paraguayos. Hartos de pobreza y corrupción gubernamental, lo ven como alguien que viene de fuera del ámbito político, con las manos limpias. El ahora presidente electo de Paraguay proviene de una familia pobre, en la que nació el 30 de mayo de 1951, cuando ya el Partido Colorado, al que ayer desplazó del gobierno, estaba instalado allí. Sus padres eran disidentes del oficialismo y varios de sus familiares sufrieron la persecución durante la dictadura de Alfredo Stroessner, también apoyada por los colorados, recordó la agencia EFE. En el blog de Lugo pueden verse fotos suyas con la apariencia de cualquier joven de los años 70. Pero en 1977 optó por la sotana. Se ordenó como sacerdote, fue misionero en Ecuador, estudió sociología en Roma y volvió a Paraguay, donde en 1994 se convirtió en obispo de la diócesis de San Pedro, una de las zonas más pobres del país, recordaron EFE y Reuters, y la cadena BBC. Como sacerdote, Lugo adhería a la Teología de la Liberación, el ala de la iglesia católica más preocupada por la justicia social. Pero esa inquietud fue la que llevó al obispo a dejar su cargo. Como cura, se contactó con campesinos, sindicatos y otras organizaciones sociales, y en 2006 lideró el movimiento Resistencia Ciudadana. Llegó a la convicción de que desde su lugar no tenía más posibilidades de hacer algo por gente como la de San Pedro, cada vez más pobre, y que sí podría hacerlo desde la política. Así que tiró la sotana, lo que a la iglesia no le cayó nada bien, y ni siquiera aceptó. Pero Lugo siguió en carrera. Ayer, con 56 años, ganó las elecciones por la APC, una coalición de partidos de izquierda, del Partido Radical Liberal Auténtico, de centroderecha, y de varias agrupaciones sociales progresistas, y asociaciones campesinas. Cuando se confirmen los resultados primarios llegará a la presidencia con dos promesas que inquietaron a los dueños de la tierra paraguaya, pero también a sus vecinos, Argentina y Brasil. Es que Lugo prometió aplicar una reforma agraria y dar tierra a los campesinos en un país donde la pobreza supera al 40% de la población, aunque prometió respetar la propiedad privada. También se mostró firme en su intención de renegociar los tratados firmados hace 30 años por las dictaduras de la región respecto a las represas hidroeléctricas de Itaipú y Yacyretá. El acuerdo actual indica que los países que comparten esas represas se repartirán la energía generada, y si uno de ellos necesita más del 50%, le comprará al otro su sobrante a precio de costo. Así, con un gasto mínimo, Brasil consume el 95% de la energía de Itaipú, y Argentina el 98% de la de Yacyretá. El candidato ganador reclama que Paraguay pueda vender a precio de mercado su excedente energético. Ayer, en su editorial, el diario ABC advirtió: “Sin embargo, nadie debería cometer la ingenuidad de imaginar que una derrota electoral oficialista va a ser cosa sin dificultades”.

La Diaria, 21 de abril

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