martes, 13 de mayo de 2008

El embajador estaba fuera de Italia cuando llegó el pedido de extradición de Tróccoli



Viaje. Ausencia de Abín de embajada se agrega a expediente de Cancillería

La Vertiente Artiguista analizaba anoche la situación del embajador en Italia y dirigente de ese sector Carlos Abín. El canciller Gonzalo Fernández dio "por bueno" el dato de que, cuando llegó a Italia el pedido de extradición de Tróccoli, Abín estaba en Barcelona.


Canciller Fernández. Compareció ayer ante la Comisión de Asuntos Internacionales.

La situación de Abín se complicó ayer, al trascender que no estuvo en la embajada y que viajó a España, sin autorización, entre el 17 y el 23 de abril pasado. Ese día venció el plazo, según la Justicia italiana, para presentar el pedido por el represor uruguayo.

"Nos jodimos por pelotudos", afirmó ayer categóricamente el senador José Mujica, en referencia a los hechos que desembocaron en la liberación de Tróccoli.

Anoche la Vertiente Artiguista, el sector político que integra Abín, analizaba su desempeño como funcionario diplomático en la reunión semanal de la Mesa Directiva.

Fuentes del sector no descartaban que incluso se resolviera retirarle el apoyo político. No obstante, otras fuentes eran más cautas y esperaban otro desenlace, en función de la gran ascendencia que Abín mantiene entre casi todos los miembros de ese sector político. Al cierre de esta edición, la reunión proseguía. Hoy, la Cancillería comenzará a sustanciar la investigación administrativa que podría culminar en una grave sanción para el diplomático, quien ya puso su cargo a disposición de las autoridades.

Ayer, el propio presidente Tabaré Vázquez volvió a referirse al tema para reafirmar su apoyo a Abín, desde el punto de vista moral, ético, de compromiso político y con los derechos humanos.

"Lamento muchísimo que (Abín) estuviera en Barcelona", dijo anoche a este diario el diputado de la VA Eduardo Brenta aludiendo a la información que ayer a la tarde el diputado forista Washington Abdala aportaba en la reunión de la Comisión de Asuntos Internacionales cuando comparecía el canciller Gonzalo Fernández.

Abdala suministró allí el dato de que Abín ­sin pedirle autorización a la Cancillería­ se había ido de la embajada en un viaje a Barcelona, España, el 17 de marzo en el vuelo número 5021 que partió de Roma a las 14:20 horas. Volvió a Italia el 23 del mismo mes en el vuelo 5020. Ese mismo día vencía el plazo para presentar el pedido de extradición, pero Abín no se enteró.

Ni siquiera fue informado por el segundo en el rango jerárquico de la embajada, Tabaré Bocalandro. Bocalandro, de filiación colorada (Foro Batllista), es el mismo funcionario que viviera como testigo en diciembre de 1996 y en el entonces cargo de embajador uruguayo en Perú, la toma de la embajada japonesa a manos de un grupo integrante del Movimiento Revolucionario Tupac Amaru, (MRTA).

Brenta destacó que "la Vertiente Artiguista le trasmitió al canciller Fernández que nuestro sector respaldará toda acción, medida y decisión que el Ministerio de Relaciones Exteriores adopte sobre el caso. Apoyaremos e impulsaremos las determinaciones que desde la Cancillería se entiendan necesarias".

El ministro Fernández aseguró que la información sobre la ausencia de Abín en la embajada durante seis días de marzo "se agregará al expediente de la investigación administrativa".

Desde el Partido Nacional tampoco se ahorran comentarios sobre el suceso. Acusan al embajador de dejar ausente la misión diplomática y viajar sin la autorización correspondiente y adelantan que los gastos que se originen por una eventual acción jurídica a cargo de abogados italianos para reencausar el pedido de extradición de Jorge Tróccoli deberían estar a cargo del funcionario diplomático omiso (léase en este caso Carlos Abín) y no del Estado uruguayo.

La República, 13 de mayo

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