lunes, 5 de mayo de 2008

“Con este gobierno, creo que los músicos estamos aún peor”



Jaime Roos está indignado con los piratas, pero también con el Irpf aplicado a los autores e intérpretes. “Si el Estado, además de quedarse con el 12% de todo lo que escribí contrarrestara la piratería, le encontraría un sentido a esa sociedad”, asegura.

-¿Qué balance hace de la experiencia de haber distribuido su último disco a través de Ancap?

- El balance es muy positivo. Pudimos vender el álbum ‘Fuera de ambiente’ a un precio que es aproximadamente la mitad de un disco en el circuito tradicional y en bocas de venta que están abiertas las 24 horas del día en los 19 departamentos del país.

Se comercializaron más de 20.000 ejemplares en aproximadamente un mes y medio. Es uno de los álbumes más vendidos de los años 2000. Está absolutamente demostrado que bajar el precio de un disco “postalina” a la mitad es el peor golpe que se le puede dar al “trucho”. Pero esto no es una medida en contra del mercado discográfico instituido, mis otros discos se siguen vendiendo en las disquerías, al igual que un compilado que apareció hace cuatro meses.

-¿Dónde se podrá conseguir ‘Fuera de ambiente’ dentro de unos años? ¿Esa es una desventaja de la distribución por canales alternativos?

-Más adelante, ya terminado el período de promoción a través de Ancap, una nueva edición del álbum estará disponible en las disquerías que lo quieran vender.

-¿A qué precio?

-No tengo idea de cuánto va a costar, pero intentaré que sea el menor precio posible.

-¿Con discos futuros va a seguir recurriendo a canales alternativos?

-No tengo la menor idea. Ahora que decidí producirlos yo mismo, y no hablo en el ámbito artístico sino ya a un nivel económico -lo cual quiere decir que el master original me pertenece-, trataré que mis discos puedan estar al alcance de la mayor cantidad de gente, y teniendo en cuenta que vivo de esto, haré lo posible para que no me roben la música los piratas. Siempre voy a buscar la alternativa que me sea más favorable. No pretendo tirarme en ningún momento en contra del circuito tradicional de producción y venta. Es más: son gente que está en mi propio ramo. Lo que sucede es que estamos viviendo una situación tal, que exige que uno le busque la vuelta.

-¿Cuál es la pata fundamental del asunto?

-El problema del precio del álbum tiene varias puntas, hay muchos que dicen que tanto las disqueras como los distribuidores y los vendedores al mostrador podrían bajar sus ganancias, y acerca de esto hay distintas opiniones, pero hay algo que va más allá y es que los piratas han carcomido por dentro los cimientos de todo el mundo discográfico.

-¿Incluye la bajada ilegal de música por Internet?

-Los discos ‘truchos’ son los que comenzaron, es además el más fácil de constatar y eventualmente de controlar. Sin embargo, los sucesivos gobiernos que hemos tenido han sido absolutamente nulos en cuanto a la adopción de medidas y parece no interesarle demasiado a nadie, salvo a nosotros, los músicos y a la gente que los produce, las compañías. Las bajadas ilegales son otro problema muy grave, pero creo que en el futuro se logrará instrumentar un reglamento para Internet. Con respecto a la venta de discos ‘truchos’ en la calle, lo veo más difícil. De vez en cuando decomisan hasta 5.000 ejemplares, pero considero que es un número insignificante, si uno le echa un vistazo a las cifras de ejemplares vendidos hace diez años en comparación con los actuales.

-¿Por cada disco comercializado en Ancap, su ganancia fue mayor que si los hubiera vendido en disquerías?

-Ante todo, recuperé la cuantiosa inversión en su realización. Luego gané prácticamente lo mismo que en el circuito habitual. Lo que pasa es que tuve una venta mayúscula. Este mismo CD (al margen de su calidad) al precio ‘normal’ hubiera vendido menos en el mostrador y más en los puestos piratas. Por lo tanto, habría sido menos rentable. Señalo además que vender una sola obra no es negocio. En mi caso, el disco tiene un significado artístico, espiritual y profesional en cuanto a los shows en vivo que detona. El negocio lo hace una distribuidora o una disquería que maneja 200 títulos. Sacan un poco de cada uno y se convierte en un negocio en serio. Sería ideal para mí continuar trabajando en el circuito tradicional, pero mientras no se le encuentre la vuelta para poder vender la cantidad de discos que siempre vendimos en el pasado, vamos a tener que inventar otras soluciones. La venta en una cadena de negocios como Ancap con sus gasolineras es una opción, pero puede ser a través de supermercados o lo que sea. O por ahí, en un solo lugar en toda la ciudad.

-Lo de Ancap, ¿cómo se le ocurrió?

-Se me ocurrió hace muchos años, debo decir unos ocho o nueve años cuando vaticiné que si las cosas seguían como estaban y con la dirección que tenían iba a ser necesario recurrir a circuitos alternativos. Yo no pensaba en Ancap, pero sí en una compañía de esas características.

Esta opción en particular fue idea de Alejandro Bluth. El concepto de este tipo de venta tiene historia, desde Paul Mc Cartney a Los Rolling Stones, pasando por Bob Dylan. En Estados Unidos, ha sido implementado en muchas oportunidades.

-¿Se inspiró en ellos?

-No, creo que distintos artistas en distintos lugares del planeta llegamos a la misma conclusión, porque se cae de maduro. ¿Qué está pasando que nos roban la música a los músicos? Nos roban nuestro patrimonio, entonces pegamos manotazos.

Dos temas fundamentales: “IVA cero” e Irpf

“Obviamente si se aprobara el IVA cero a los discos y su precio bajara un 22 por ciento, sería un gran aliciente para el consumidor, un disco es cultura. ¿Qué diferencia hay entre un libro y un concierto de Vivaldi? Hay libros que son realmente muy malos y que de culturales tienen muy poco y sin embargo están exentos. La exoneración del IVA le vendría muy bien a la cultura musical de nuestro pueblo. De todos modos, el problema endémico sigue siendo la piratería. Cuando hablamos de esto parece que estuviéramos haciendo humor negro, siempre estuvimos mal con relación a los distintos gobiernos, pero con este estamos aún peor. Ahora los autores pagamos el 12% de Irpf. Un autor debe considerar que tiene un socio -el Estado- que se lleva el 12% de lo que gana. Además, los intérpretes (no importa que sean autores) que graban discos cobran 12% menos de lo que perciben por regalía de la venta de los mismos, y cuando tocan en vivo, de lo que ganan en esos conciertos tienen que pagar Irpf; si facturan bien, si son músicos populares, si a través de su talento han llegado a lograr un éxito mayor y tocar más tienen que pagar un 25%. O sea que los músicos pagamos cuando vendemos discos, cuando escribimos canciones y cuando nos subimos a un escenario. Y los discos siguen con el 22% de IVA y a la piratería no la controla nadie. A mí me encantaría que el Estado fuera mi socio y que además de llevarse el 12% de todo lo que escribí, eliminara los piratas que me están comiendo un 90. Ahí le vería un sentido a la sociedad. Sin embargo, a mí (como a todos mis colegas) me están sacando plata por todos lados, como intérprete, como músico arriba del escenario, como autor de canciones, y no veo el retorno puntual en lo que atañe a nuestros graves problemas”, opina Roos.

Últimas Noticias, 5 de mayo

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