jueves, 13 de marzo de 2008

Recomiendan cierre de Colonia Berro por violaciones a derechos humanos


Informe. Especialistas concluyen que es "peor que una cárcel"; INAU admite carencias pero desmiente algunas observaciones

Una visita del Comité de los Derechos del Niño a los hogares Ser y Piedras de la Colonia Berro concluyó que no cuenta con propuestas socioeducativas, infraestructura, alimentación o higiene adecuadas. Además, los jóvenes denunciaron "torturas". El INAU estudia el informe y no descarta cerrar la Berro, aunque no a corto plazo.

Informe. El Comité de los Derechos del Niño Uruguay presentó ayer un informe sobre los hogares Ser y Piedras de la Berro, elaborado en 2007.

"Colonia Berro" es, en el imaginario colectivo nacional, una expresión tabú. Sinónimo en otras épocas de "infantos juveniles", hoy trae ecos de pasta base, de inseguridad, de "menores infractores". Su realidad cotidiana, mucho más compleja, fue abordada en un informe que acaba de difundirse y que es analizado por las autoridades del INAU.

El informe

En octubre de 2007 un grupo de especialistas del Comité de los Derechos del Niño, una coalición de organizaciones sociales creada en 1991 a raíz de la ratificación por parte del Uruguay de la Convención Internacional de los Derechos del Niño, visitó los hogares Ser y Piedras de la Colonia Berro -los dos más conflictivos- para evaluar su situación actual a la luz del manual de la Asociación para la Prevención de la Tortura. Los acompañó una integrante del Comité de los Derechos del Niño de Naciones Unidas, la española Rosa María Ortiz.

Los últimos datos sobre la Colonia databan de 2005, al asumir el actual directorio del Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay (INAU), aunque para encontrar un informe de una profundidad similar hay que retroceder hasta 2003. En opinión de los especialistas, la situación no ha cambiado en absoluto desde entonces.

"Los resultados fueron una sorpresa para nosotros", aseguró Francisco Otonelli, uno de los integrantes del Comité, ayer en conferencia de prensa. "Había información, sabíamos que las cosas no estaban bien, pero nunca pensamos encontrar lo que encontramos. La delegada de la ONU se fue aterrada", afirmó.

La índole del informe es, precisamente, "fuerte, dura", según admitió a LA REPUBLICA el presidente del INAU, Víctor Giorgi. Las observaciones son, casi en su totalidad, negativas, y las recomendaciones incluyen el cierre de la Colonia por su probada ineficacia en la reinserción social de los jóvenes.

La evaluación se basó en entrevistas con el directorio de la colonia, así como con sus funcionarios y con los adolescentes privados de libertad. Además, se realizaron observaciones del establecimiento, que incluyen el estado de la higiene, alimentación, cuidados médicos, intimidad, condiciones edilicias, propuestas educativas y relación de los equipos de trabajo, entre sí y con los jóvenes.

También señalan una "falta de dirección clara" y una ausencia de proyecto común entre los hogares que conforman la colonia.

Las "cárceles"

En la Colonia Berro se encuentran privados de libertad más de 250 jóvenes. La cifra, de por sí excesiva, provoca el hacinamiento en algunos hogares, lo que ha ocasionado más de un motín, el último de ellos el pasado mes. Este aspecto no es obviado por el informe del Comité.

"Las condiciones materiales de los centros Ser y Piedras no cumplen con los requerimientos mínimos previstos por los estándares internacionales", indica el informe, que no duda en denominar a estos centros como "cárceles".

"Hay que llamar a las cosas por su nombre", señalaron los integrantes del Comité a la prensa. "El Código (de la Niñez y la Adolescencia) impide que haya cárceles, pero Ser y Piedras lo son. El lenguaje que se utiliza actualmente sólo oculta el problema", añadieron.

Según los especialistas -entre los que se incluyen abogados, docentes y educadores sociales-, la lógica de la Colonia Berro es, precisamente, la de una cárcel, "aunque peor, porque aquí los que están recluidos son adolescentes", según sostuvieron. La colonia está aislada de la comunidad, en una zona rural, y cuenta en su interior con un hospitalillo propio y los servicios de una maestra (aunque no existe la educación secundaria).

Como el resto de las cárceles de nuestro país, Ser y Piedras "privilegian lo custodial sobre lo educativo". La "existencia de rejas" y otros "mecanismos" "hacen del adolescente una persona dependiente del adulto hasta para realizar sus necesidades", apunta el informe. De hecho, según se explica, como no se permite a los adolescentes moverse solos dentro de los centros, en las noches terminan haciendo sus necesidades en bolsas de nailon, ya que dependen "de la disponibilidad y voluntad de los educadores de turno" para acceder a tiempo a un baño.

Los miembros del Comité también señalaron a la prensa que la lógica carcelaria, evidente en los aspectos edilicios (pasillos y celdas estrechas, rejas), se perpetúa en la actualidad con la construcción de un módulo de Ser donde se replica la estructura edilicia ya existente. "Las Divisiones actuales de INAU (en este caso Arquitectura) repiten más de lo mismo", afirmaron.

El presidente del INAU, Víctor Giorgi, admitió a LA REPUBLICA que esta construcción replica la misma lógica, aunque precisó que fue diseñada en la anterior administración. "Hubo muchas idas y vueltas para decidir si se continuaban las obras o no, porque somos conscientes de que es más de lo mismo", señaló. Aclaró que las celdas serán bastante más grandes que las actuales, aunque sostuvo que esto sólo logrará que "aumente el hacinamiento".

Finalmente, el informe señala que no existen comedores ni espacios que permitan el aseo privado para los adolescentes, y subrayan que hay "carencia de colchones, ropa de cama, problemas de ventilación, rotura de ventanas" e "instalaciones defectuosas".

Encierro

En opinión de los evaluadores, uno de los rasgos más nocivos de los hogares Ser y Piedras de la Colonia Berro es el encierro casi permanente, que llega a las 23 horas diarias. Las salidas de las celdas se limitan a 30 minutos previstos para el aseo y una salida al patio por la mañana, y otros 45 en la tarde. El informe insiste en que las salidas para participar de proyectos educativos son prácticamente inexistentes, en parte porque el personal de contención (seguridad) impide a los jóvenes trasladarse por la colonia sin previa autorización, que llega en el momento en que estos funcionarios lo deciden. Por otra parte, se señala el obstáculo que implica que la Colonia Berro se encuentre aislada de los medios urbanos y de cualquier comunidad. Esto perjudica la reinserción de los adolescentes a la sociedad e incluso los priva de recibir visitas de sus familiares.

"No se pudo identificar (...) la existencia de una propuesta socio-educativa ni general para toda la Colonia ni particular para cada uno de los establecimientos inspeccionados", afirma el informe. No obstante, Giorgi especificó (ver recuadro) que los proyectos educativos existen "y han sido publicados", aunque admitió que su puesta en práctica se vuelve difícil, en parte por la propia resistencia de los funcionarios, punto que también enfatiza el informe del Comité.

Seguridad

"Los educadores son, en la práctica, llaveros", dijeron los elaboradores del informe. A comienzos de 2006, un concurso de méritos permitió que ingresara a la Colonia Berro una camada de educadores jóvenes y con formación. No obstante, según el Comité de los Derechos del Niño, estos han sido "absorbidos por la dinámica institucional".

"Los equipos técnicos tienen determinada su capacidad de intervención por mandato de los funcionarios de contención (seguridad). Estos usan una metodología que no corresponde a la necesidades del centro", afirmaron.

En la práctica, esto implica que, para trasladarse por las instalaciones de la Colonia, cada chico deba ser acompañado por dos funcionarios. Esta estrategia es denominada como "dos a uno" y se basa, según el informe, en el "miedo" que dicen sentir los funcionarios de contención "ante cualquier cambio tendiente a la apertura ya que no tienen herramientas metodológicas ni capacitación adecuadas".

Este énfasis en la seguridad provoca -observan- violaciones flagrantes en la intimidad de los jóvenes, así como, en la práctica, un "boicot" a las propuestas educativas planteadas por los equipos técnicos.

"Se constata que en el Centro Piedras existe una maestra que posee un plan educativo cuya implementación depende en gran medida de la permisividad de algunos funcionarios", explica el documento, que agrega que la relación entre los técnicos y los adolescentes es prácticamente inexistente en Piedras. En Ser, en cambio, "los profesionales ponen fuerza para armar un proyecto", según explicaron los miembros del Comité. La prioridad que se concede a la seguridad lleva a "sanciones permanentes" para los adolescentes, que se ven privados de salir al patio "por cualquier cosa", según sus propias declaraciones. La sanción más frecuente es permanecer en la celda "durante días", lo que lleva a que muchos jóvenes no puedan respirar aire libre durante "hasta un mes y medio", debido a castigos sucesivos. La estricta disciplina lleva a que se penen conductas tales como "patear la puerta de la celda", "bañarse sin permiso", "lavar la ropa sin permiso" o "secar el piso de la celda con un buzo", además de pelear con los compañeros o poseer "puntas".

Giorgi admitió que el mantenimiento de la seguridad, imprescindible en 2005, cuando los motines y las fugas eran cotidianos en la colonia, relegó al proyecto educativo en la práctica. "La seguridad se logró, pero hubo dificultades para concretar los proyectos educativos. La apertura se ha estancado, pero eso no significa que la educación no sea prioritaria ni que los proyectos no existan", dijo Giorgi a LA REPUBLICA.

Recomendaciones

El informe concluye que "el sistema es rígido, esencialmente violento y de naturaleza carcelaria". Esto, sumado a las denuncias de torturas y malos tratos (ver recuadro) lleva a que el Comité de los Derechos del Niño recomiende, como en informes anteriores, que el Estado "tome medidas efectivas (...) para proteger a los niños de la tortura y de otro trato cruel, inhumano o degradante".

Las recomendaciones insisten en el seguimiento de los acuerdos internacionales suscriptos por Uruguay en el tratamiento de los jóvenes privados de libertad e insertos en el sistema de justicia. Sugieren -como insta el Código de la Niñez y la Adolescencia - que la privación de libertad sea una medida límite y que se fomente la reinserción de los jóvenes a la sociedad, con base en proyectos educativos claros y en el trabajo de personal capacitado.

Exhortan a que se elimine el encierro compulsivo al que se somete a los adolescentes y que disminuya la "administración indiscriminada de psicofármacos" (ver recuadro). También sostienen la necesidad de que los jueces visiten los centros (cosa que casi no hacen, en la práctica) y de que existan monitoreos independientes de parte de un ombudsman. Al respecto, Giorgi especificó que el INAU ha ofrecido la creación de un grupo de monitoreo permanente (ver recuadro).

Asimismo, el Comité entiende "como prioritario el cierre de la Colonia Berro, porque está demostrado el fracaso del mismo como propuesta para adolescentes infractores".

En su reunión con la prensa, los miembros del comité aseguraron que este cierre debe estar acompañado por "otras alternativas". "Mientras esta medida no se tome, hay medidas que se deben tomar -afirmaron los expertos-. Que el reclamo de cierre no oculte todo lo que debe cambiar mientras tanto".

DENUNCIAS DE TORTURAS Y OTROS MALTRATOS

El informe destaca que los adolescentes alegan "la existencia de malos tratos físicos y psicológicos de los funcionarios", que se producen frecuentemente. Estos incluyen golpes de puños, la utilización de esposas, mojarlos con agua fría u obligarlos a pasar toda la noche desnudos. Incluso, los jóvenes denunciaron que se les ha introducido un palo en el ano o se los ha obligado a meter la cabeza en el water y arrodillarse en sal gruesa o pedregullo.

"Demostraron valentía al denunciar estas cosas", coincidieron los integrantes del Comité de los Derechos del Niño, aunque agregaron que "también es probable que se hayan cuidado al hablar".

El presidente del INAU, Víctor Giorgi, dijo sentirse "sorprendido" por estas quejas, que en ningún caso han sido denunciadas. No obstante, afirmó que se procederá a investigar los hechos.

Uso "indiscriminado" de psicofármacos

El informe del Comité de los Derechos del Niño señala carencias en la atención médica que reciben los adolescentes. Entre otros puntos, indican que "no hay revisación médica periódica y el acceso a la atención médica es dificultoso". También dijeron a la prensa que en su visita no encontraron fichas médicas de los jóvenes.

No obstante, en cuanto a la atención de la salud, la preocupación prioritaria del Comité es "el alto número de adolescentes que se observó medicado con psicofármacos".

Aseguran que "impresiona" que la medicación es una "práctica pasiva" para "planchar" a los jóvenes y mantenerlos a raya, bajo la excusa de que sufren fuertes períodos de abstinencia por no acceder a drogas.

Al respecto, Víctor Giorgi sostuvo que "la medicación es indicada por los psiquiatras debido al perfil de los chicos y a sus prolongadas abstinencias a las drogas, que provocan agresiones". También aseguró que actualmente los jóvenes poseen fichas médicas y que cuentan con un servicio de emergencia móvil.

INAU ESTUDIA EL INFORME

Consultado por LA REPUBLICA, el presidente del INAU, Víctor Giorgi, confirmó que los jerarcas del instituto están estudiando el documento que recibieron el lunes y que llegó ayer a manos del jerarca.

"Es un informe serio, cuyas recomendaciones son, en gran medida, compartibles, y muchas de ellas forman parte de nuestro proyecto de trabajo", dijo Giorgi. No obstante, subrayó que algunas de las denuncias que realiza "ya habían comenzado a ser investigadas" por el INAU.

Por otra parte, sostuvo que no comparte que la Colonia Berro carezca de un proyecto educativo y de inserción social. "Es verdad que su aplicación ha sido discontinua, y que muchas veces se ha visto relegada por el mantenimiento de la seguridad. También atentan contra el proyecto la rotación permanente del personal y los adolescentes y la resistencia de algunos trabajadores", opinó. Sin embargo, subrayó que el perfil de los trabajadores ha cambiado en la actual administración, y remarcó "una mayor formación y compromiso".

Informó, además, que los funcionarios de contención que han "bloqueado" el proyecto educativo con las sanciones permanentes a los adolescentes "han sido sancionados". "Hay que vencer resistencia y tradiciones", dijo el jerarca.

Giorgi también descartó "visiones conspiratorias" de parte de los funcionarios, y admitió que las carencias de la Berro se deben, en gran parte, "a un modelo de encierro que reproduce problemas constantemente". En cuanto al requerimiento de monitoreos más asiduos, Giorgi dijo que el INAU planteó la creación de un comité observador (con un delegado del INAU, uno parlamentario y otro del propio Comité de los Derechos del Niño), que aún no ha obtenido respuestas de parte del grupo evaluador.

Finalmente, Giorgi afirmó que el INAU no descarta cerrar la Colonia Berro, aunque precisó que no será a corto plazo. "La medida implicaría una inversión muy fuerte, que hoy por hoy no es posible. Sin embargo, la meta es achicar el volumen de la Colonia y la concentración de jóvenes en ella", explicó.

Fuente: La República, 13 de marzo

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