Del bautismo de masas a la recuperación de la mística
Hoy se cumple un nuevo aniversario del primer acto público del Frente Amplio, que se constituyó en un verdadero “baustismo de masas” como lo describiera el Prof. Juan José Crottogini. «(...) conscientes de nuestra responsabilidad y convencidos de que ninguna fuerza política aislada sería capaz de abrir una alternativa cierta de poder al pueblo organizado, hemos entendido que constituye un imperativo de la hora, concertar nuestros esfuerzos, mediante un acuerdo político, para establecer un programa destinado a superar la crisis estructural, a restituir al país su destino de nación independiente y a reintegrar al pueblo el pleno ejercicio de su libertades y de sus derechos individuales, políticos y sindicales. Un programa de contenido democrático y antiimperialista que establezca el control y la dirección planificada y nacionalizada de los puntos claves del sistema económico para sacar al país de su estancamiento, redistribuir de modo equitativo el ingreso, aniquilar el predominio de la oligarquía de intermediarios, banqueros y latifundistas y realizar una política de efectiva libertad y bienestar, basada en el esfuerzo productivo de todos los habitantes de la República.» «Expresamos nuestro hondo convencimiento de que la construcción de una sociedad justa, con sentido nacional y progresista, liberada de la tutela imperial es imposible en los esquemas de un régimen dominado por el gran capital. La ruptura con este sistema es una condición ineludible de un proceso de cambio de sus caducas estructuras y de conquista de la efectiva independencia de la nación. Ello exigirá, a su tiempo, la modificación del ordenamiento jurídico – institucional, a efectos de facilitar las imprescindibles trasformaciones que procura.»dice la Declaración Constitutiva. A 37 años de aquel hecho el actual Frente Amplio, resolvió celebrarlo en el mismo lugar, en un intento, según han dicho sus autoridades de “recuperar la mística” frenteamplista, lo que en realidad significa intentar recuperar la adhesión de su militancia a una fuerza política que tras ganar el gobierno, dio la espalda a sus convicciones. Una adhesión que hoy más que nunca les es absolutamente imprescindible para poder mantenerse en el gobierno un nuevo período. Para eso los oradores de hoy, verdaderos enanos al lado de los gigantes que hablaron en el 71, seguramente apelarán a la sensiblería barata y harán un llamado a la «unidad». ¿A qué unidad? si han sido incapaces de encontrar siquiera un nombre para la presidencia de la fuerza política, puesto que sus apetencias electorales les impide todo acuerdo político. ¿A qué unidad? si la han minado con la exclusión y la desmovilización. «El objetivo fundamental del Frente Amplio es la acción política permanente y no la contienda electoral», dice el compromiso político, pero los actuales dirigentes se jugaron y se juegan a ganar las elecciones como sea, al abrazo con las culebras. Hoy oiremos seguramente encendidos discursos, que no serán más que los girones de una fuerza política que supo ser ejemplo en América Latina y cuyo gobierno ha convertido al país en «aliado estratégico» del Imperio.
La Juventud, 26 de marzo
Hoy se cumple un nuevo aniversario del primer acto público del Frente Amplio, que se constituyó en un verdadero “baustismo de masas” como lo describiera el Prof. Juan José Crottogini. «(...) conscientes de nuestra responsabilidad y convencidos de que ninguna fuerza política aislada sería capaz de abrir una alternativa cierta de poder al pueblo organizado, hemos entendido que constituye un imperativo de la hora, concertar nuestros esfuerzos, mediante un acuerdo político, para establecer un programa destinado a superar la crisis estructural, a restituir al país su destino de nación independiente y a reintegrar al pueblo el pleno ejercicio de su libertades y de sus derechos individuales, políticos y sindicales. Un programa de contenido democrático y antiimperialista que establezca el control y la dirección planificada y nacionalizada de los puntos claves del sistema económico para sacar al país de su estancamiento, redistribuir de modo equitativo el ingreso, aniquilar el predominio de la oligarquía de intermediarios, banqueros y latifundistas y realizar una política de efectiva libertad y bienestar, basada en el esfuerzo productivo de todos los habitantes de la República.» «Expresamos nuestro hondo convencimiento de que la construcción de una sociedad justa, con sentido nacional y progresista, liberada de la tutela imperial es imposible en los esquemas de un régimen dominado por el gran capital. La ruptura con este sistema es una condición ineludible de un proceso de cambio de sus caducas estructuras y de conquista de la efectiva independencia de la nación. Ello exigirá, a su tiempo, la modificación del ordenamiento jurídico – institucional, a efectos de facilitar las imprescindibles trasformaciones que procura.»dice la Declaración Constitutiva. A 37 años de aquel hecho el actual Frente Amplio, resolvió celebrarlo en el mismo lugar, en un intento, según han dicho sus autoridades de “recuperar la mística” frenteamplista, lo que en realidad significa intentar recuperar la adhesión de su militancia a una fuerza política que tras ganar el gobierno, dio la espalda a sus convicciones. Una adhesión que hoy más que nunca les es absolutamente imprescindible para poder mantenerse en el gobierno un nuevo período. Para eso los oradores de hoy, verdaderos enanos al lado de los gigantes que hablaron en el 71, seguramente apelarán a la sensiblería barata y harán un llamado a la «unidad». ¿A qué unidad? si han sido incapaces de encontrar siquiera un nombre para la presidencia de la fuerza política, puesto que sus apetencias electorales les impide todo acuerdo político. ¿A qué unidad? si la han minado con la exclusión y la desmovilización. «El objetivo fundamental del Frente Amplio es la acción política permanente y no la contienda electoral», dice el compromiso político, pero los actuales dirigentes se jugaron y se juegan a ganar las elecciones como sea, al abrazo con las culebras. Hoy oiremos seguramente encendidos discursos, que no serán más que los girones de una fuerza política que supo ser ejemplo en América Latina y cuyo gobierno ha convertido al país en «aliado estratégico» del Imperio.
La Juventud, 26 de marzo
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