jueves, 28 de mayo de 2009

Internet y Facebook, las vedettes de la campaña


Comenzó conteo para el bombardeo mediático.

Treinta días nos separan hoy de las primarias y la propaganda electoral está a punto de desparramarse por pantallas de televisión, en parlantes de radios y en centímetros de papel de diario. Pero a no desesperarse: Internet y Facebook son las vedettes de los tiempos que corren. Término tan famoso y recurrente en campañas electorales pasadas y hoy ya casi nadie habla de la semiótica -aunque no quiera decir que haya dejado de existir-, menos de los "focus group" y casi nadie del feed back. Sí se escucha mencionar algo de marketing y poquito de "público real" y "público potencial". De un tiempo a esta parte, en general, las charlas de café de publicitarios, políticos y politólogos pasan por si gustó el jingle del "Qki", cuántos amigos tiene fulano en su Facebook o si estuvo bien o mal José Mujica cuando aventó toda esperanza de confesores, asesores, opinólogos y agencias de publicidad luego de que anunciara que iba a destinar "cero peso" a su propaganda electoral. Ultrajada por propios y extraños, la ley que prohíbe en los medios masivos de comunicación toda actividad proselitista 30 días antes de la fecha de las internas está corriendo el telón por estas horas a una andanada, tipo tsunami, de mensajes mediáticos que ­algunos con mucho éxito y otros que seguramente quedarán en el intento­ procurarán cautivar. Pero ya nada es como antes. La sorpresa propagandística claudicó ante la efectividad del mensaje que buscó la llegada segura e inmediata en desmedro de la originalidad y lo subliminal. En esto seguramente el costo de los materiales publicitarios tuvo mucho que ver y se elige el mensaje claro, seguro y obvio. El público ­dicen los entendidos­ es ahora más refractario al vericueto lingüístico y más permeable a la jerga lisa y llana: "Yo soy mejor, votame", y dicho incluso así, de tuteo. Y los recursos tecnológicos aportan lo suyo. La mayoría de los precandidatos, que también observan detenidamente las experiencias y los resultados de las campañas electorales de otras partes del mundo, echa mano a páginas personales en Internet. Facebook se ha transformado en la vedette de la mayoría de los dirigentes políticos que tienen ya su propia página con nombres llamativos. "Pepetalcuales" es una de ellas. Pero Luis Alberto Lacalle es el más ­permítase este ultraje idiomático­ facebookeado y además tiene un canal propio en YouTube. Llamó a sus seguidores ­obviamente a través de su Facebook­ a incorporarse a su sitio en un link en el que los usuarios pueden registrarse para generar su propia "página de apoyo a Qki", confeccionar afiches y convertirse en "voluntarios web".

Lacalle recibirá los informes de sus colaboradores utilizando correos electrónicos.

En el planeta Facebook los militantes son casi dinosaurios y no se llaman así.

Ahora son "amigos" y subrepticiamente existe un control diario (hay gente a la cual se le paga para ello) para ver cuál de todos los precandidatos tiene más "amigos" y quién es el que más "facebookea". Tal cual. Los avisos, los clásicos de televisión, aquellos spots de 30 segundos de duración, en este período electoral servirán de apoyo, casi de recordación de la figura del precandidato. La mesa está servida.

La República, 28 de mayo

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