Gobierno del FA registró menos paros desde regreso a la democracia
La administración de Tabaré Vázquez es la que ha sufrido menos paros generales desde el regreso a la democracia en 1985. Desde marzo de 2005 el PIT-CNT realizó nueve paros y ninguno de 24 horas, según las estadísticas del Programa de Modernización de las Relaciones Laborales de la Universidad Católica del Uruguay (UCU).
Algunos de estos paros no fueron contra el gobierno de izquierda ni tenían reivindicaciones concretas, como en el caso del sepelio del histórico dirigente sindical José D`Elía y el paro para acompañar el entierro de los restos de Ubagesner Chávez Sosa, militante del Partido Comunista desaparecido en mayo de 1976, cuyos restos fueron encontrados en una chacra de Pando. También hubo un paro general en respuesta a un paro de las patronales del transporte de carga, en octubre de 2006.
Pero la cantidad de paros sube notoriamente si se rastrean las cifras del gobierno de Jorge Batlle. Hasta junio de 2002, cuando estaba a punto de estallar la peor parte de la crisis económica de la historia del país, hubo 13 paros generales, cuatro de ellos de 24 horas.
En los primeros dos años y medio del segundo gobierno de Julio María Sanguinetti (1995-2000) hubo 14 paros generales, cuatro de 24 horas.
La cifra es de 15 paros generales en la primera mitad del gobierno de Luis Alberto Lacalle (1990-1995), incluyendo dos de 36 horas y cuatro de 24 horas.
En el regreso a la democracia hubo 13 paros generales, entre 1985 y junio de 1987.
Pero, si se computa todo el gobierno de Sanguinetti se alcanza la mayor cantidad de paros generales desde el regreso a la democracia: 30 en cinco años, según los datos publicados por El País.
Tal como están las cosas es claro que la afinidad del PIT-CNT con el gobierno del FA, sumado al hecho de que el Poder Ejecutivo ha cumplido con varias de las reivindicaciones históricas del movimiento sindical -consejos de salarios y fueros sindicales, por ejemplo-, hacen que los sindicatos tengan hoy menos razones para protestar y centren sus críticas hacia el gobierno sólo en la política económica
Fuente: El Espectador, 3 demayo
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