lunes, 10 de noviembre de 2008

Editorial. Las intenciones y omisiones del progresismo



En honor a la verdad, el Senador Mujica quiere mucho más ser Presidente de lo que dice o deja traslucir.

El intento reeleccionista de Vázquez y sus obsecuentes ministros, quedó neutralizado entre jueves y viernes de la semana pasada, cuando los dos líderes tupamaros más relevantes (Mujica y Fernández Huidobro) de distintos estilos en su discurso político, aniquilaron cualquier intentona reeleccionista del Presidente Vázquez.

Como en las películas policiales, Mujica hizo de bueno y Fernández de malo. El resultado fue inmediato. Vázquez tuvo que cortar su escaso “prolongado y profundo silencio” (PPS) y recordó rápidamente a lo que se comprometió.

Todos (los de adentro y los de afuera del FA) se quedan más tranquilos, no habrá una intentona del tipo Pacheco Areco, esa historia ya no se corre, Vázquez parece haber recuperado definitivamente la memoria.

Era lógico que las diferencias surgieran naturalmente dentro de los actores del gobierno, los personalismos, los partidos políticos tan diferentes entre si y lo que ellos implican para una coalición de neto corte electoral como el FA era sólo cuestión de tiempo.

Presenciamos el primer cortocircuito público entre sus principales figuras, y esto recién comienza, vayan acomodándose porque el show debe continuar.

Mientras el FA se concentra en sus posibles precandidatos, de manera más virulenta de lo recomendado para un Gobierno que se dice exitoso, y menosprecia una crisis económica- financiera mundial, por el solo hecho, según el Ministerio de Economía, que no haya pagos por el servicio de deuda pública hasta el 2010. Parecería que nuestro país fuese extraplanetario y por lo tanto, las exportaciones no caerán sensiblemente, no habrá menos circulante, menos crédito, más desocupación, etc.

¿Será que China invierte 586 mil millones de dólares en reactivar su economía interna porque le gusta gastar en lo que no hace falta?

El Partido Nacional ve con preocupación las actitudes del Gobierno Nacional que se entretiene con menudencias de índole interna al oficialismo mientras los riesgos de tipo económico acechan a la población.

Con unidad y no unanimidad (por suerte), pero con respeto y articulando acuerdos sencillos entre sus precandidatos, el PN se encamina a ser una fuerza con la etiqueta de candidato. No hay incompatibilidades dentro de nuestro Partido que generen una inacción o paralización donde el único perjudicado es el pueblo.

Es hora de que el Gobierno pague los costos por no lograr acuerdos o consensos que resuelvan los problemas de la gente.

Crónica de una muerte anunciada parece ser el libro de cabecera del FA. Y todos los oficialistas reeleccionistas o no, se esmeran en terminarlo velozmente.


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