martes, 11 de diciembre de 2007

Evaluación Política Exterior.


Pretendemos resumir de manera sustancial en lo que resta de la semana, un balance de este gobierno en sus distintas áreas durante su tercer año de mandato.

Ayer el Presidente Vázquez con su mejor cara de circunstancia, “bancó” que el dueño de casa, léase, la Presidente Fernández, acusará a nuestro país de violar el Tratado del Río Uruguay. Deplorable actitud de la mandataria anfitriona para con un invitado

muy especial, un invitado con el que mantiene un diferendo en un Tribunal de Justicia y para colmo, ni siquiera puede contestarle.

No es casualidad. Otra “perlita” para el collar de horrores diplomáticos, sólo que esta vez le tocó agregar uno a los Kirchner.

Sin entrar en el detalle de los hechos en cuestión, digamos la alternativa positiva al actual rumbo de la política exterior.

El Presidente Vázquez debe efectuar el primer cambio en el equipo de Gobierno, el Ministro de Relaciones Exteriores Reinaldo Gargano.

Éste último, ha sido simplemente una figurita decorativa que sólo ha paralizado al Gobierno con su postura “mercosuriana” y por otro lado, sólo tiene un discurso insulso acerca de un Departamento 20 que ha pasado totalmente inadvertido como un logro para una aplastante mayoría de los uruguayos.

Sin duda, la contradicción permanente entre la política exterior del país y el comercio exterior ha quedado de manifiesto durante casi tres años puesto que el Ministro Astori es un notorio partidario de un T.L.C con los EE.UU y con todos aquellos países que mejoren el intercambio comercial con nuestro país.

Si al recambio de Gargano, le agregamos un silencio prudente de aquí hasta el fallo de la Corte Internacional de la Haya, así como, el cumplimiento irrestricto de la Constitución y las leyes de la República dentro del territorio nacional asegurando la soberanía nacional en particular el foco de Fray Bentos, podría mejorar sustancialmente la pobre imagen que ha mostrado.

Uruguay mantiene un sistema casi defensivo permanente para proteger una Industria privada a costo de los contribuyentes de unos mercenarios argentinos.

Es hora de cambiar alguna variable de la ecuación, menos disuasión y más custodia de los derechos constitucionales de la República.

Lamentablemente, las relaciones con Argentina no serán buenas por algunos años más. Tal vez, sea la hora de mirar hacia al norte. NO porque seamos “hermanos”, NO porque seamos “hijos” ni “entenados” ni “ cachorros del IMPERIO”. Simplemente, el SUR no mira hacia Uruguay como quisiéramos.

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