El precandidato de Alianza Nacional dice que el herrerista perderá a la corta o a la larga
Jorge Larrañaga empezó a cortar grueso y a utilizar todos los medios para decir lo más claro posible lo que cree como si fuera una verdad irrebatible: si Luis Alberto Lacalle gana la interna, el Partido Nacional pierde con el Frente Amplio la elección de octubre. Es ese, para muchos analistas políticos, el último tiro que le queda en la recámara al líder de Alianza Nacional para detener el ascenso inesperado del ex presidente herrerista. Y la consiga es repetida una y otra vez en los spots de televisión. “Vote al único candidato que puede ganarles”, se lee en letras blancas sobre fondo azul. “Larrañaga es el único que puede ganarle a Mujica”, repican en la pantalla los testimonios de rostros anónimos y de militantes más o menos conocidos. De boca de dirigentes o dirigidos cercanos a Larrañaga se escucha la letanía que entra en los oídos de sus pares lacallistas: o es Larrañaga o es Mujica. Con eso buscan que sus correligionarios cambien su voto o que, al menos, se queden en su casa antes de ayudar a un candidato que le dejará servido en bandeja el triunfo al Frente Amplio.
Los dirigentes de Alianza Nacional se suben a los estrados para pedirle a los simpatizantes de Danilo Astori que pasen de una interna ya definida a favor de Mujica, y el 28 de junio vayan a votar a Larrañaga. Si creen que Lacalle representa el malón de la derecha ¿por qué no cortar su candidatura de raíz?, se preguntan. Difícilmente, en la campaña electoral de los blancos ocurra otra cosa más importante que no sea una tendencia a intensificar esa estrategia tendiente a mostrar a Lacalle como un hombre capaz de ganar una interna pero demasiado cuestionado en otros partidos como para forzar un balotaje con el Frente Amplio y, además, ganarle en una segunda vuelta.
Larrañaga incluso exagera y, siempre cuestionando las encuestas, dice que él puede sacar del poder a la izquierda incluso sin necesidad de balotaje. Faltan menos de cuatro semanas para el final de la campaña electoral. Habrá que ver cómo responde Lacalle a una campaña que lo muestra ofreciendo un triunfo que, a la corta o a la larga, se convertirá en fracaso.
Observa, 3 de mayo
Jorge Larrañaga empezó a cortar grueso y a utilizar todos los medios para decir lo más claro posible lo que cree como si fuera una verdad irrebatible: si Luis Alberto Lacalle gana la interna, el Partido Nacional pierde con el Frente Amplio la elección de octubre. Es ese, para muchos analistas políticos, el último tiro que le queda en la recámara al líder de Alianza Nacional para detener el ascenso inesperado del ex presidente herrerista. Y la consiga es repetida una y otra vez en los spots de televisión. “Vote al único candidato que puede ganarles”, se lee en letras blancas sobre fondo azul. “Larrañaga es el único que puede ganarle a Mujica”, repican en la pantalla los testimonios de rostros anónimos y de militantes más o menos conocidos. De boca de dirigentes o dirigidos cercanos a Larrañaga se escucha la letanía que entra en los oídos de sus pares lacallistas: o es Larrañaga o es Mujica. Con eso buscan que sus correligionarios cambien su voto o que, al menos, se queden en su casa antes de ayudar a un candidato que le dejará servido en bandeja el triunfo al Frente Amplio.
Los dirigentes de Alianza Nacional se suben a los estrados para pedirle a los simpatizantes de Danilo Astori que pasen de una interna ya definida a favor de Mujica, y el 28 de junio vayan a votar a Larrañaga. Si creen que Lacalle representa el malón de la derecha ¿por qué no cortar su candidatura de raíz?, se preguntan. Difícilmente, en la campaña electoral de los blancos ocurra otra cosa más importante que no sea una tendencia a intensificar esa estrategia tendiente a mostrar a Lacalle como un hombre capaz de ganar una interna pero demasiado cuestionado en otros partidos como para forzar un balotaje con el Frente Amplio y, además, ganarle en una segunda vuelta.
Larrañaga incluso exagera y, siempre cuestionando las encuestas, dice que él puede sacar del poder a la izquierda incluso sin necesidad de balotaje. Faltan menos de cuatro semanas para el final de la campaña electoral. Habrá que ver cómo responde Lacalle a una campaña que lo muestra ofreciendo un triunfo que, a la corta o a la larga, se convertirá en fracaso.
Observa, 3 de mayo
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