lunes, 1 de octubre de 2007

Las inversiones extranjeras mal vistas por un 52%


Para 52%, las inversiones extranjeras son negativas

La mayoría cree que las inversiones extranjeras se llevan la riqueza y no generan un número de puestos de trabajo que lo justifique. Sin embargo, desde que apareció Botnia, este rechazo ha descendido.

Para un país pequeño, pobre y subdesarrollado como el nuestro, las opciones o caminos a tomar nunca son fáciles. Esto se ve agravado si a nuestras espaldas cargamos con un que supo ser próspero, ejemplo en el mundo, que hasta se dio el lujo de ser el mejor en dos campeonatos mundiales. "Como el Uruguay no hay" es una expresión que se acuñó en la primera mitad del siglo pasado y que complacientemente los uruguayos hemos trasladado hasta nuestros días sin hacer caso a todas aquellas cosas que fueron y ya no son más. De todas formas, supongamos que el futuro dependerá de un buen diagnóstico del pasado, de conocer el presente y -justamente- tener planes para el futuro. Quizás el principal problema que tenemos los uruguayos para encontrar el camino del desarrollo es que disentimos sobre el pasado, conocemos muy poco sobre el presente y no pensamos en el futuro.

Luego de la profunda crisis de 2002, el país comenzó a retomar un camino ascendente con crecimiento económico sostenido hasta el día de hoy, que seguramente se continúe al menos en los próximos 2 años, es decir, 7 años de crecimiento sostenido, lo cual se convierte en un hecho histórico, tanto como la crisis de 2002. Este gobierno ha mantenido, e incrementado, la apuesta por la inversión externa en una coyuntura donde los capitales están disponibles y solo requieren de ciertas garantías para posarse en nuestro territorio. La competencia por estas inversiones es feroz, pero nuestras condiciones son interesantes, al menos en términos relativos, con otros países de nuestro "calibre".
La idea de un "Uruguay Natural" pareció ganar cuerpo entre los sectores dirigentes y la propia población. Sin embargo, en 2005 nuestro país se vio convulsionado por una inversión sin precedentes con la instalación de dos plantas de celulosa que mostraban un camino alternativo, el del Uruguay forestal e industrial. La instalación de estas plantas radica en la necesidad que ellas suponen de más hectáreas forestadas, en un país agrícola ganadero que continúa apostando al campo como su principal producción exportadora. De allí surge una pregunta inevitable, ¿podemos pensar que la forestación continuará extendiéndose quitando tierras fértiles al ganado y la agricultura? Esta pregunta fue planteada a nuestros entrevistados en el año 2006 y las respuestas obtenidas no dejan de ser sorprendentes. Para la mayoría de los uruguayos, las prioridades son el ganado y los cultivos tradicionales, luego la forestación, aunque un 40% cree que la prioridad hoy pasa por forestar nuestros campos, mientras que un 4% cree que ambas cosas pueden convivir.

Estas ideas introductorias nos han llevado a plantearnos algunas preguntas, que introdujimos en la encuesta permanente de opinión pública que realiza Interconsult para conocer el pensamiento de los uruguayos en estos temas. ¿Cuáles son nuestros problemas? Y ¿cuáles los mejores caminos a recorrer?

principales problemas

Esta pregunta no fue planteada libremente, sino frente a una serie de alternativas posibles, tratando de evitar las respuestas ya conocidas sobre el empleo, los salarios, la pobreza, la vivienda o la salud, que sin dejar de ser problemas reales no apuntan al fondo de la cuestión. De la lista presentada a nuestros entrevistados, las respuestas señalan una importante dispersión. Por un lado, el 22% de los uruguayos -coincidiendo con el ministro de economía- cree que nuestro principal problema radica en la falta de más inversiones del exterior, otra quinta parte entiende que el problema se encuentra en una estructura estatal cara e ineficiente, así como un 16% lo ve en nuestra dimensión de país, pequeño y sin mercado interno. Las otras respuestas apuntan más hacia nuestros bloqueos culturales; para un 14% el problema radica en que los uruguayos vivimos mirando hacia atrás, queriendo repetir el viejo modelo de la "Suiza de América", mientras que otro 11% entiende que los uruguayos trabajamos mal, que no somos productivos y finalmente están quienes reiteran una visión más "clásica" donde la riqueza se acumula en manos de unos pocos en detrimento de las grandes mayorías y del país todo (15%).

inversiones externas

Cuando en el mundo existe una feroz lucha por la atracción de capitales productivos, lucha en la que participan países desarrollados y subdesarrollados, grandes y chicos, capitalistas o no, la mayoría de los uruguayos (52%) creemos que las inversiones externas son negativas para el país, que no generan tantas fuentes de empleo y que se llevan todas las ganancias sin dejarnos nada. Por el contrario, un 37% entiende que estas son positivas, aunque alguno crea que son un mal necesario. Es de hacer notar que esta misma pregunta fue planteada en una encuesta de Interconsult en el año 2004, previo a Botnia, y allí encontramos un 60% que rechazaba las inversiones externas. Posiblemente, la constatación directa del "efecto Botnia" haya influido en este relativo cambio, aunque aún predominan los "anti".

Apostar al Uruguay natural

Más allá de los diagnósticos, que nos muestran una sociedad dividida al momento de interpretar nuestros bloqueos, también en los caminos alternativos existen diferencias importantes que nos dividen fuertemente. Para el 44% de los entrevistados por Interconsult el camino de nuestro desarrollo pasa por continuar apostando a la ganadería, al turismo, al "Uruguay Natural". Por el contrario, otro porcentaje similar del 45% se inclina por una alternativa basada en la inversión externa, donde se instalen fábricas que generen más fuentes de trabajo.

Solo uno de cada diez entiende que ambos caminos son compatibles. Justamente, la gran mayoría de quienes entienden que el problema de Uruguay es la falta de más inversiones externas, adhieren a la primera opción, mientras que la gran mayoría de quienes creen que nuestro problema pasa por la concentración de la riqueza, apuestan al Uruguay Natural. Para evitar los planteos maniqueos, de blanco y negro, se pide la opinión sobre la compatibilidad entre la idea del Uruguay Natural y la instalación de plantas de celulosa como la que existe en Fray Bentos. Para la mitad de los entrevistados ambos proyectos son compatibles, sin embargo, casi otro tanto (46%) entiende que son incompatibles.

fichatécnica

Encuesta realizada por Interconsult entre los días 18 y 20 de agosto de 2007, de acuerdo a las siguientes características.

Universo: Personas de 17 años y más, de ambos sexos, residentes en localidades mayores de 5 mil habitantes. Tamaño de muestra: 830 hogares. Diseño muestral: muestra probabilística, por conglomerados, bietápica, estratificada por zonas y nivel socioeconómico. Error máximo de muestreo, sobre la base de una confiabilidad del 95%: +/- 3,2% para el total de la muestra. Las entrevistas fueron realizadas en forma personal, en los hogares de los entrevistados.

Preguntas:
1) ¿Cuál cree Ud. que es el principal problema que tiene nuestro país que no le ha permitido crecer y desarrollarse en forma sostenida?
2) Pensando en el futuro, ¿cuál cree que es el mejor camino para nuestro país, promover la inversión para instalar fábricas que generen trabajo o apostar a la producción agropecuaria, el turismo, al Uruguay Natural?
3) ¿Cree Ud. que la instalación de las plantas de celulosa no es compatible con la idea del Uruguay Natural o que son compatibles?
4) ¿Las inversiones externas son positivas para el país o no lo son?

Fuente: Últimas Noticias, 1º de octubre

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